MACO y la Bienal Rufino Tamayo. Tan lejos y tan cerca.

Foto: oaxaca-digital.info

En las últimas semanas el estado de Oaxaca ha sido motivo de una intensa discusión en términos de instituciones culturales y las condiciones en que trabajan (o trabajarán) de acuerdo a sus vocaciones. Atendiendo a notas periodísticas y columnas de opinión de diversos medios, hay situaciones que no se comprenden del todo si no se separan unas cosas de otras, que al nivel de la información parecen parte de lo mismo aunque no lo sean. 
Dos eventos particularmente han sido importantes en el transcurso de las últimas dos semanas: el cambio en el estatuto de funcionamiento de la Bienal de Pintura “Rufino Tamayo” y el connato de cierre del Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca. La primera no sólo experimenta modificaciones en sus procesos de invitación, selección y premiación, sino que también recibirá un aumento considerable en la inversión que requiere para ser posible. El segundo, el museo, ha sido otra historia: la falta de recursos y la indiferencia institucional le ha llevado al endeudamiento con sus proveedores de servicios, a pesar de haber cumplido con sus obligaciones en cuanto a pago de salarios de trabajadores y la superación de expectativas en cuanto a exposiciones montadas por año. 
En ambas situaciones se involucran cuestiones de dinero y situaciones de operatividad. ¿Cómo se comprende esto? ¿Un concurso bianual aumenta su inversión pero un museo no tiene recursos para funcionar? ¿Debe tener mayor holgura una institución que sucede una vez cada dos años que otra que funciona todos los años, todo el tiempo? Al leer con cuidado las notas periodísticas, la situación se aclara un poco, sin que por ello permanezca el asombro por reconocer que se pueden vivir dos realidades muy distintas estando tan cerca… como aquellas realidades cotidianas de las zonas urbanas de edificios inteligentes y clubes campestres, rodeados por comunidades rurales o zonas populares de pobreza y marginación. Algo así como Santa Fe en la ciudad de México, o Altozano en la ciudad de Morelia. 
El portal Oaxaca Digital publicó la nota “Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (MACO), cierra por desinterés gubernamental” donde se reportaba que el MACO no recibía subsidio suficiente desde hace 11 meses, sosteniéndose únicamente de las “aportaciones de Amigos del MACO, el pequeño subsidio del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y donativos a través de la tienda del museo”. En un comunicado agregado a la nota, la Asociación Civil Amigos del MACO informa a la ciudadanía que la situación financiera del museo es insostenible y por ello plantean el cierre del lugar. 
Para el jueves 21 de noviembre, El Universal publicó la nota “MACO recibe cheque por 2mdd de gobierno de Oaxaca”, que inicia diciendo que el “Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca logra en unas horas lo que en 11 meses de peticiones no había sido posible y recibió el presupuesto que evita el cierre del recinto.” Ahí la información es más abundante: se detalla que los acuerdos para el presupuesto del museo ascendían a tres millones de pesos, los cuales no recibieron. Tras el comunicado del cierre, recibieron dos millones de pesos. Cecilia Minguer, coordinadora del MACO, aclara que el museo es administrado por la Asociación Civil Amigos del Museo y que el subsidio del INBA asciende a 500 mil pesos. Con éstos y otras aportaciones, pudieron ascender el promedio de 16 exposiciones por año a 26, pero quedando en una situación financiera insostenible. 
Finalmente, el portal de la revista Proceso da en el clavo con su nota “Oaxaca: autorizan recursos a museo tras anuncio de su cierre”: a pesar que se diluyó la posibilidad del cierre definitivo del recinto, se profundizaron las diferencias entre la Asociación Civil Amigos del MACO y el patronato del mismo, siendo uno de sus integrantes Francisco Toledo, fundador el museo en 1992. No fueron consultados acerca del posible cierre del MACO ni sobre la autorización de recursos, los cuales fueron entregados a la Mesa Directiva de la Asociación Amigos del MACO. 
Resumen: el Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca NO es un museo del Estado. Fue fundando por un Patronato y es administrado por una Asociación Civil, que tiene la capacidad de generar recursos propios, pero que también negocia con el Gobierno del Estado de Oaxaca y su Secretaría de las Culturas y Artes para la obtención de dinero público, al igual que con instancias federales (INBA y/o CONACULTA). Es por esta condición de museo fincado en una organización civil que el Gobierno del Estado puede decidir si otorgarle un subsidio (o no), por ello puede descuidar el trámite de aportación a pesar de ciertos acuerdos. No es algo correcto, pero sucede, y en estos términos hay que entenderlo para no volarnos la cabeza al momento de intentar comprender esta situación en el contexto del aumento de inversión a tres millones de pesos para la Bienal de Pintura Rufino Tamayo, aunado al cambio en su funcionamiento. 
El sábado 16 de noviembre, Avelina Lésper escribía en su columna del suplemento Laberinto (Milenio diario) que la Bienal Tamayo estaba acabada: sería para un comité curatorial que, en lugar de convocar a concurso abierto, tendría la facultad de invitar a artistas en concreto, realizar visitas a talleres y proponerles su participación. Posteriormente un jurado podría calificar la selección de obra y declarar tres ganadores con sendos premios de 150,000 pesos. 
Es un formato que no se comprende, pues se queda a medio camino entre el formato de los salones del siglo XIX (herencia que las bienales en México reciben) y las bienales a nivel internacional, que en general pueden ser descritas como exposiciones que incluyen, sólo a veces y en una parte de todo el evento, obras en concurso. 
Hay que decirlo: que se haga una convocatoria, se haga una selección de todo lo propuesto y que de ahí se haga una exposición para mostrar los premios de adquisición y menciones honoríficas, todo ello representa la huella de la cultura decimonónica en nuestro presente. Se establece el criterio de premiación a partir del “mérito artístico” (a veces técnico, otras veces poético, algunas conceptual, entre otras), aspecto que en sí ya se desplaza de los debates acerca de la cultura contemporánea en las artes. 
Rufino Tamayo instituyó la Bienal de Pintura con su nombre para apoyar el desarrollo de la pintura, acrecentar el acervo del Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (MACO) y apuntalar la carrera de los artistas plásticos en México. Y esto es importante tomarlo en cuenta, precisamente porque los cambios en la Bienal no fueron propuestos por el MACO sino por la Coordinación Nacional de Artes Visuales del INBA. Así, ese museo que no es del Estado, acrecienta su acervo y es sede de una bienal que no administra. Y la bienal desarrolla sus estatutos a través de una instancia federal. 
Así, dos cosas que parecen parte de lo mismo (el MACO y la Bienal de Pintura Rufino Tamayo) son diferentes a pesar de estar tan cerca.

(Sobre el "desenlace" de la convocatoria para la Binenal Tamayo, se puede consultar un texto ilustrativo en este enlace)

Publicado en el suplemento cultural Letras de Cambio 
Diario Cambio de Michoacán 
23 de noviembre 2013

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