Formación y sustento de la Crítica de Arte (Primera de 2)
¿Existe una diferencia real entre Historia del Arte y Crítica de Arte? De acuerdo con Francisco Jiménez en su libro Teoría y Metodología de la Historia del Arte, no la hay. Aunque a partir de la práctica pueda afirmarse que sí hay distinción, ocupándose la Crítica del arte actual y la Historia del arte antiguo, Jiménez sostiene que dicha asociación es engañosa, puesto que el arte del pasado no puede valorarse sin crítica y el arte actual requiere de ser constantemente historiografiado para estabilizarse en el tiempo y trascender su coyuntura. Ha existido, sin embargo, una problemática de enfrentamiento entre la historia del arte y la crítica de arte: “sucede que la primera descalifica a la crítica acusándola de ignorante en historia y enajenada en la moda del presente, y la crítica de arte considera a la historia del arte fuera de la realidad contemporánea por vivir hipotecada en el estudio del pasado”. Pero pensar que la crítica de arte ha de ser ejercida exclusivamente por la historia del arte no sólo es engañoso sino también ingenuo y falso, además.
Gloria Hernández, en una ponencia titulada “La valoración de la crítica y la crítica de arte en la enseñanza superior” (presentada en París, año 2006 y disponible en Internet) trata acerca de la (inexistente) formación académica respecto a esta materia. En el contexto de la educación superior, las licenciaturas que aportan elementos sustantivos para el ejercicio de la crítica son, principalmente, Historia del Arte, Artes Visuales y Ciencias de la Comunicación. “El egresado de cualquiera de estas escuelas de estudios superiores posee una capacitación para llevar a la práctica de la valoración crítica, y por lo tanto una de sus posibilidades de empleo profesional puede ser la crítica de arte. Porque cuentan con una sólida preparación en aspectos teóricos metodológicos y técnicos, una educación visual y capacitación para la realización formal, aunque cada carrera con sus particularidades.”
En el caso de la primera de las tres, afirma que “cada vez es más aceptado que la crítica de arte es un instrumento indispensable de la historia del arte, por ser un testimonio, una fuente primaria de información y reflexión para comprender cómo y para qué se hace la historia del arte. Y también que la crítica de arte contemporánea va dejando constancia de la historia presente.” La crítica es materia de la historia del arte. Pero a pesar que “cada vez hay más historiadores que ejercen la crítica”, su ejercicio profesional sigue siendo minoritario. El problema puede rastrearse hasta lo planes de estudio de universidades, en los que se encamina “a los alumnos a la especialización casi monográfica”.
¿Quiénes se forman como artistas pueden estar capacitad@s para ejercer crítica de arte? Sí, y es por encontrarse familiariza@s con ella durante sus estudios, en el contexto de talleres de experimentación visual: “porque los ejercicios incluyen la exposición y explicación de sus trabajos ante sus compañeros y los profesores, es decir, que se ven obligados a encarar la crítica la autocrítica.” Sin embargo, familiaridad no implica formación disciplinaria pues aunque “la escuela permite a los estudiantes formarse una conciencia reflexiva en torno a la creación artística”, estos estudios se encaminan principalmente a la creación, en la producción de obras.
Existe el lugar común que afirma que “el crítico es un artista frustrado”. Sin embargo, a quien ostenta dicha atribución le incumbe principalmente ser “un artista de la crítica”, acto creador por sí mismo, íntimamente relacionado con los contenidos artísticos, mas no incluido en el contexto de la producción de la obra de arte. Esto lo defiende Francisco Serraller en su discurso de ingreso a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando titulado “Naturaleza y misión de la crítica de arte”.
Las disciplinas de las Ciencias de la Comunicación son Semiótica, Retórica, Hermenéutica e Informática. A partir de ellas se estudian los medios y sus mensajes, siendo posible comprender e incidir en el funcionamiento de reguladores sociales como el Estado y el mercado, todo desde una práctica desde la opinión pública. Las obras de arte son medios con sus mensajes “e implican un amplio proceso de comunicación en sus fases de producción, distribución y consumo”. De acuerdo con Hernández, son los egresados de esta área del conocimiento los que más están predispuestos y preparados estrictamente para ejercer la crítica de arte, sobre todo atendiendo a su formación periodística.
Nada de lo anterior permite negar que desde otras disciplinas se ha incursionado en la crítica. Oficiantes de la Filosofía, la Sociología, Lengua y Literatura, Psicología y Psicoanálisis, por mencionar sólo las áreas obviando nombres y apellidos de autores y autoras. Lo que queda claro es que la Crítica de Arte se construye desde la llamada “transdisciplina”. La crítica, el crítico, se forman sol@s, no pueden depender de una educación formal, capacitación institucional. No hay plataforma académica en el país que la soporte. Su fundamento está en la praxis, en el conocimiento de las obras y sus operarios, tanto internos como externos (artistas, curadores, el mercado, las instituciones); en la responsabilidad social y, de nuevo, la creatividad.
Publicado en el suplemento Cambio de Letras
Periódico Cambio de Michoacán
30 de agosto 2009
Gloria Hernández, en una ponencia titulada “La valoración de la crítica y la crítica de arte en la enseñanza superior” (presentada en París, año 2006 y disponible en Internet) trata acerca de la (inexistente) formación académica respecto a esta materia. En el contexto de la educación superior, las licenciaturas que aportan elementos sustantivos para el ejercicio de la crítica son, principalmente, Historia del Arte, Artes Visuales y Ciencias de la Comunicación. “El egresado de cualquiera de estas escuelas de estudios superiores posee una capacitación para llevar a la práctica de la valoración crítica, y por lo tanto una de sus posibilidades de empleo profesional puede ser la crítica de arte. Porque cuentan con una sólida preparación en aspectos teóricos metodológicos y técnicos, una educación visual y capacitación para la realización formal, aunque cada carrera con sus particularidades.”
En el caso de la primera de las tres, afirma que “cada vez es más aceptado que la crítica de arte es un instrumento indispensable de la historia del arte, por ser un testimonio, una fuente primaria de información y reflexión para comprender cómo y para qué se hace la historia del arte. Y también que la crítica de arte contemporánea va dejando constancia de la historia presente.” La crítica es materia de la historia del arte. Pero a pesar que “cada vez hay más historiadores que ejercen la crítica”, su ejercicio profesional sigue siendo minoritario. El problema puede rastrearse hasta lo planes de estudio de universidades, en los que se encamina “a los alumnos a la especialización casi monográfica”.
¿Quiénes se forman como artistas pueden estar capacitad@s para ejercer crítica de arte? Sí, y es por encontrarse familiariza@s con ella durante sus estudios, en el contexto de talleres de experimentación visual: “porque los ejercicios incluyen la exposición y explicación de sus trabajos ante sus compañeros y los profesores, es decir, que se ven obligados a encarar la crítica la autocrítica.” Sin embargo, familiaridad no implica formación disciplinaria pues aunque “la escuela permite a los estudiantes formarse una conciencia reflexiva en torno a la creación artística”, estos estudios se encaminan principalmente a la creación, en la producción de obras.
Existe el lugar común que afirma que “el crítico es un artista frustrado”. Sin embargo, a quien ostenta dicha atribución le incumbe principalmente ser “un artista de la crítica”, acto creador por sí mismo, íntimamente relacionado con los contenidos artísticos, mas no incluido en el contexto de la producción de la obra de arte. Esto lo defiende Francisco Serraller en su discurso de ingreso a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando titulado “Naturaleza y misión de la crítica de arte”.
Las disciplinas de las Ciencias de la Comunicación son Semiótica, Retórica, Hermenéutica e Informática. A partir de ellas se estudian los medios y sus mensajes, siendo posible comprender e incidir en el funcionamiento de reguladores sociales como el Estado y el mercado, todo desde una práctica desde la opinión pública. Las obras de arte son medios con sus mensajes “e implican un amplio proceso de comunicación en sus fases de producción, distribución y consumo”. De acuerdo con Hernández, son los egresados de esta área del conocimiento los que más están predispuestos y preparados estrictamente para ejercer la crítica de arte, sobre todo atendiendo a su formación periodística.
Nada de lo anterior permite negar que desde otras disciplinas se ha incursionado en la crítica. Oficiantes de la Filosofía, la Sociología, Lengua y Literatura, Psicología y Psicoanálisis, por mencionar sólo las áreas obviando nombres y apellidos de autores y autoras. Lo que queda claro es que la Crítica de Arte se construye desde la llamada “transdisciplina”. La crítica, el crítico, se forman sol@s, no pueden depender de una educación formal, capacitación institucional. No hay plataforma académica en el país que la soporte. Su fundamento está en la praxis, en el conocimiento de las obras y sus operarios, tanto internos como externos (artistas, curadores, el mercado, las instituciones); en la responsabilidad social y, de nuevo, la creatividad.
Publicado en el suplemento Cambio de Letras
Periódico Cambio de Michoacán
30 de agosto 2009
Gracias por citar mi trabajo. Saludos.
ResponderEliminarGloria Hernández Jiménez